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La ciencia de la meditación
Nadina Rivas
febrero 9, 2011

Recientemente leí acerca de Matthiew Ricard, un científico en genética celular, que dejo su prometedora carrera científica, hace más de 40 años, cuando decidió estudiar budismo en el Himalaya. Este monje, fue declarado “El Hombre más Feliz del Mundo” por la Universidad de Wisconsin, EE.UU. a través de un estudio acerca del funcionamiento del cerebro llevado a cabo hace algunos años.

¿Cuál es el secreto de este monje budista? Sencillo: la meditación, pero no cualquier tipo de meditación, sino las ancestrales técnicas budistas utilizadas desde hace más de 2 mil años en la India y el Tibet, entre otros.

Matthiew Ricard volvió a practicar sus conocimientos científicos a partir del 2000 con el objetivo de investigar la plasticidad del cerebro y la neuropsicología en el “Mind and Life Institute”. Co-fundado por el Dalai Lama, esta organización agrupa budistas y científicos que examinan la interconexión entre la meditación, los circuitos del cerebro y el equilibrio emocional.

Este y otros centros de investigación alrededor del mundo, han comprobado científicamente los beneficios provenientes de la meditación, entre los principales se reportan: disminución significativa de la ansiedad, de la depresión, mejoras en el sistema inmunológico, reducción de la producción de cortisol, una sustancia que lleva al estrés e incluso reducción de la presión arterial.

Publicaciones científicas explican que quienes meditan unos 30 minutos al día por unas ocho semanas continuas, obtienen cambios importantes en la densidad de la masa gris de algunas áreas del cerebro asociadas con la memoria, la empatía y el estrés.

The New York Times publicó un blog en el que se ofrecen detalles de un estudio que se lleva a cabo entre la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital General de Masachusetts, con un grupo de personas que practican la meditación. Según este estudio los scanner de los cerebros de los participantes han mostrado incrementos de la masa gris en el hipocampo, un área relacionada con el aprendizaje y la memoria; así como una reducción de la masa gris en la amígdala, una región conectada con la ansiedad y el estrés.

Retomé mi práctica de meditación y puedo afirmarles que me siento más lúcida, atenta y descansada. A continuación les dejo algunos puntos que me fueron de utilidad.

  1. Intención y voluntad para meditar. Básico el compromiso con uno mismo para mejorar.
  2. Un espacio libre y adecuado. Una habitación, una terraza, un parque o cualquier lugar al aire libre y en contacto con la naturaleza. A mí me encanta la playa, porque también se medita caminando.
  3. Generar el ambiente. Se puede meditar sentado en un cojín o en una silla. Encender una vela, incienso y flores, la sensación es agradable.
  4. Establecer un tiempo para la meditación. Temprano en la mañana o al cierre del día. Inicialmente hacerlo por 5 minutos y luego incrementar los períodos hasta llegar al ideal: 30 minutos diarios.
  5. Empezar: estirándose un poco, respirando profundamente antes de sentarse.
  6. Atención en la respiración, en la sensación del aire entrando en mi cuerpo al inhalar y experimentar como se lleva las preocupaciones dejando una agradable sensación al exhalar.
  7. Disfrute de este espacio y tiempo para mí.

Más información acerca de la meditación y algunos estudios disponibles actualmente acerca de sus beneficios:

http://www.elmundo.es/magazine/2007/395/1176906666.html

http://healthlibrary.epnet.com/GetContent.aspx?token=c905f6c8-fb81-4c5f-9ac5-57abe8fde16b&chunkiid=125652

http://well.blogs.nytimes.com/2011/01/28/how-meditation-may-change-the-brain/

http://well.blogs.nytimes.com/2009/11/20/can-meditation-curb-heart-attacks/


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