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Auto conocimiento, un método
Nadina Rivas
febrero 1, 2016

“Ahí, en el aliento silencioso es donde vive el alma.” Rumi

El mundo es un lugar ruidoso. Los humanos lo hemos llenado de miles de distracciones que nos dificultan la comunicación con otros, pero sobre todo con nosotros mismos. Tengo más de diez años buscando respuestas a algunas de las inquietudes más profundas que todos los humanos sentimos en algún momento de nuestras vidas. Cómo puedo sentirme más realizada, cómo puedo contribuir con la comunidad en la que vivo, cómo encuentro un trabajo que sea apasionante que me llene de energía y no me drene, dónde están mis máximas fortalezas, cuáles son y cómo alcanzo mis sueños, cómo evito el pesimismo, quién soy, cuáles son mis valores, y muchas más.

Un proceso de auto descubrimiento

En mi camino he encontrado herramientas, consejos, prácticas que me han permitido establece un proceso personal de autodescubrimiento y autoconocimiento. Quizás las lecciones de estos años de búsqueda se resumen en los siguientes puntos:

  • No existe un camino único, hay múltiples respuestas, todos somos diferentes y cada uno tiene necesidades y capacidades distintas que debemos descubrir individualmente.
  • Es necesario tener claridad de cuáles son los valores que abrazamos, cuál es la misión o para qué estamos en este espacio. Las exigencias de la vida nos confrontan constantemente y nos invitan a definir nuestra filosofía personal, esa que dirige nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es importante, por ello, conocerse a fondo.
  • Compartir y conocer las experiencias de otros es útil para encontrar luces que nos ayuden a avanzar.

Para navegar por la vida con un poco de claridad y certeza, diseñé un método personal, mí fórmula:

  1. Escribir a mano diariamente. Escogí escribir en un diario como una forma de autoconocimiento y lo convertí en un hábito. Descubrí que al escribir unos cuantos minutos diariamente, encontraba tranquilidad y respuestas a los desafíos cotidianos. Con el tiempo, la práctica se profundizó y las respuestas son cada vez de mayor calidad.
  2. Organizar y priorizar mi agenda. Casi siempre estamos afuera. Hemos desaprendido a conectarnos íntimamente con nosotros mismos. La profesión o lo que hacemos para vivir se vuelve tan importante que creemos que eso es lo que nos define como personas. Nos olvidamos que somos seres multidimensionales. Cuando lo comprendí, empecé a priorizar personas, actividades y tiempo libre en mi vida. Ahora sé que hay un tiempo para trabajar, un tiempo para descansar, un tiempo para disfrutar y compartir con otros y un tiempo para no-hacer; este último un camino hacia la creatividad y el disfrute.
  3. Tiempo personal. Estar a solas es un lujo. Poder sentirte acompañado con tu propia presencia, un regalo maravilloso. Ya no sé qué sería de mi vida sin el tiempo que destino a estar a solas. Puedo hacer infinidad de actividades constructivas: recargarme, reflexionar, encontrar el fondo de las cosas, conectarme con mi esencia, sentir la vibración del amor, respirar, observar los colores de las flores, leer y encontrar preguntas o respuestas, solo estar.
  4. Meditar. Logré en 2015 convertir a la meditación en un hábito; 20 minutos cada día solo para respirar conscientemente. Al hacerlo, puedo entrar al mundo con mayor tranquilidad y claridad de cuál es mi camino. Meditar evita que otros decidan por mi aquellas cosas que son valiosas para mi vida. Meditar, me genera estabilidad y me permite descubrir respuestas profundas en ese espacio.
  5. Reconocer cuándo necesito ayuda. Las prácticas que he desarrollado a lo largo de estos años sumado a mi carácter independiente me permiten avanzar decididamente hacia lo que quiero. Sin embargo, la escritura y la meditación me han regalado alguna cuota de paciencia y de sensatez y estos ingredientes me ayudan a reconocer cuando necesito salir de mi misma e ir a pedir ayuda a otros. La terapia psicológica y mi práctica de coaching, son dos de mis grandes ayudas. La luz que te puede dar un profesional sobre los temas más relevantes de tu vida, es invaluable.
  6. Accionar. Salgo al mundo a diario. Algunos días -como hoy- puedo quedarme en la comodidad y seguridad de mi hogar, pero los desafíos deben enfrentarse. Voy al mundo con estas herramientas, actúo y me observo. También observo a los demás, para comprender el reflejo que me devuelven aquellos con los que me relaciono.
  7. Recalibrar. Y el ciclo inicia al regresar a mi casa interna, a la paz de mi silencio. Ahí vuelvo a calibrar, a reflexionar. A ver compasivamente mis errores, y también los errores de los demás. A descubrir las fortalezas y los intercambios de la vida en comunidad. Estamos interconectados, pero somos diferentes.

Quizás estas actividades parezcan difíciles de practicar a diario. Pero cada una tiene un lugar y un momento y son vitales porque me permiten conocerme a profundidad para saber estar en el mundo, para enfrentar los desafíos con mayor tranquilidad o para recomponerme más rápido de mis caídas. La vida es movimiento constante y vale la pena estar preparado para navegarla.

Las exigencias de la vida nos confrontan constantemente y nos invitan a definir nuestra filosofía personal, esa que dirige nuestros pensamientos, palabras y acciones. Es importante, por ello, conocerse a fondo

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