
Nadie puede negar la relevancia que han adquirido las redes sociales en todas sus variantes, colores y sabores. Una moderna y potente forma para comunicarnos con la familia, amigos o para promover causas y productos. Muy recomendable para micro y pequeñas empresas que no cuentan con recursos económicos ilimitados para promover sus productos y servicios.
Sin embargo, como todo en la vida tiene su lado oscuro y los usuarios debemos actuar responsablemente cuando utilizamos estas herramientas, porque podríamos llevarnos desagradables sorpresas.
Vivimos en una época de gran transparencia. Casi nada permanece oculto por mucho tiempo. Y esta extrema transparencia, nos está obligando a todos -personas y organizaciones- a revisar los valores bajo los cuales actuamos en nuestras vidas personales o corporativas. Basada en mi experiencia personal y profesional, les comparto lo bonito y lo feo que encuentro en estos medios:
Lo bonito…
- Herramientas potentes de comunicación y con gran capacidad de amplificar la información.
- Facilidad para llegar a grandes audiencias con una inversión accesible.
- Posibilidad de transformación social y de participación ciudadana.
- Acceso -casi irrestricto- a una gran cantidad de información gratuita.
- Facilidad para permanecer comunicados con amigos, familiares, clientes actuales y potenciales.
- Posibilidad para promover temas de interés e identificar grupos afines que cada vez son más escuchados y atendidos por empresas y políticos.
- Ventajas para dar a conocer productos y servicios
- Útiles Herramientas de servicio al cliente

Lo Feo…
- La inseguridad de la “red”. Si no somos cuidadosos con los datos, imágenes e información que compartimos, podemos enfrentarnos a robo de datos, a crisis de reputación, a exponer excesivamente nuestra vida personal o profesional.
- Las muestras de odio y de falta de respeto a la diversidad de ideas y formas de vida, que vemos a diario en las redes sociales. Muchos dicen que estos medios sólo reflejan, clara y transparentemente, lo que somos como individuos y como sociedad.
- Esos perfiles falsos que se escudan en el anonimato para acosar e insultar a quienes participan transparentemente.
- El “chambre” que se difunde en estos medios…y las personas que le prestan atención.
- La pérdida del contacto personal. Cuando estamos con amigos o familiares, nuestra preocupación principal es “compartir” imágenes o lo que estamos comiendo y nos olvidamos de disfrutar el momento y a las personas más cercanas.
- La creencia que todo lo que se dice en estos medios es real. Se tiende a dar por sentado que lo publicado es verdad.
- La violencia que también se percibe en las redes sociales.
- Las redes de pornografía y prostitución que han proliferado en los últimos años.
Si bien no podemos mantenernos al margen de estas nuevas herramientas, debemos, como todo en la vida, cuestionar, indagar y educarnos acerca del mejor uso y seguridad, sobre todo los más jóvenes que abrazan con gran entusiasmo este tipo de herramientas y no se dan cuenta de los peligros que también encierran.