5 claves para flexibilizar a la perfeccionista
Nadina Rivas
abril 20, 2022

Todos los humanos nos equivocamos. No existe una persona que vaya por la vida con el manto de la perfección, teniendo éxito siempre que inicia un proyecto o emprende algo, o que consiga lo que desea en la vida sin una buena dosis de tropiezos. 

¿Cómo te va a ti con la idea de la perfección?

¿Te sucede que quieres hacerlo todo, y que si no estás segura de hacerlo perfecto, mejor no lo haces? o ¿te molestas contigo misma si las cosas no salen como esperabas? o ¿te sucede que te cargas de múltiples responsabilidades porque crees que nadie puede hacerlo mejor que tú?

Si respondiste que sí a una o varias de las preguntas anteriores, definitivamente que el perfeccionismo ocupa un lugar importante en tu vida. 

Ahora, me gustaría preguntarte ¿cómo te sientes haciéndote cargo de muchas cosas? ¿Te gusta? ¿llena o drena tu energía? ¿te sientes feliz o sientes frustración por estas situaciones?

Si eres realmente feliz siendo perfeccionista, si no te cansas nunca, si te da alegría haciéndote cargo de las responsabilidades de los demás, sigue haciéndolo. 

Si, por el contrario, te sientes agotada, te culpas cuando te equivocas, o estás molesta con los demás porque consideras que nadie responde como lo haces tu y desearías más apoyo y compresión, pues entonces es momento de detenerte y reconsiderar la forma en como el perfeccionismo está pasando una factura muy alta a tu estabilidad y bienestar. 

Flexibilizar a la perfeccionista

Para evaluar cómo el perfeccionismo podría estar dañando tu vida, es importante que identifiques qué significa para ti cometer errores, porque esa idea o creencia que tienes acerca del error, será la puerta de entrada para flexibilizar tu actitud y negociar con la perfeccionista que te habita. 

El perfeccionismo es un mecanismo de protección. Quienes somos perfeccionistas consideramos que si hacemos todo bien, los demás nos apreciarán más o incluso, hay quienes creen que solo si hacen “todo bien”, serán merecedoras de amor. 

Sin embargo, empezar a contemplar la idea de que no somos perfectas, que no existe nadie perfecto, porque la vida es proceso y todas estamos en permanente evolución; es fundamental para flexibilizar a esa perfeccionista que nos habita sin asustarla y sin que se ponga a la defensiva. 

Para ayudarte a hacerlo, quiero compartir contigo 5 ventajas que obtenemos cuando cometemos errores:

Primero, considera que cuando te equivocas significa que estás activamente avanzando y probando algo que decidiste hacer. Pasar a la acción es fundamental para crecer y el error es parte del proceso. 

Segundo, reconoce que equivocarse es parte natural de la vida y de la acción. Y que cuando aceptamos esta verdad, el error deja de tener esa consistencia tan dura que nos hace sentir mal y avergonzadas por el tropiezo. 

Ayuda a la perfeccionista en ti a que se suavice, trátala con amor y compasión; y repite consistentemente la siguiente frase: “Equivocarse es parte de la vida. Un error, simplemente, significa que estoy viva, y que, sobre todo, estoy siendo valiente al animarme a probar mis ideas, mis relaciones y mis proyectos”

Tercero, nos enseñaron que debíamos sentir vergüenza cuando nos equivocamos. Ya es momento de dejar la vergüenza a un lado y aceptar que cuando te equivocas, se sentirá feo solo unos momentos, pero que si te detienes a evaluar el error, también podrás sacar lecciones valiosas y aprendizajes que te servirán para continuar avanzando. 

Cuarto, entre más errores cometas más sabiduría acumulas. Esa sabiduría te será de mucha utilidad para evitar ciertas rutas y decisiones. Reconoce que una vez aprendidas las lecciones que acompañan a los errores, también podrás ser una fuente de inspiración para otras personas importantes para ti. 

Quinto, cuando aceptas que el error es parte natural de la vida de cualquier persona te resulta más fácil conectar con los demás. ¿Sabes por qué? porque te humanizas, te quitas las máscaras y dejas de estar en una camisa de fuerza aparentando perfección. Eso te libera y los demás lo sienten. 

Cuando aceptamos el error y lo compartimos con otros, nos colocamos en un terreno común que nos facilita la conexión. 

¿Cuáles otras ventajas agregarías?

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