Muchas mujeres necesitamos fortalecer lo que llamo Autoridad Interior.
Para mí significa creer en quienes somos en esencia, aceptar lo hermoso y también las partes menos luminosas que nos habitan; y sobre todo abrazar, con tanta fuerza que nadie pueda separarnos de ella, la creencia de que valemos tanto como cualquier otro ser humano solo por el hecho de existir.
Equilibrar los aspectos femenino y masculino
Necesitamos obviar, olvidar y, si es posible, quemar creencias tóxicas del tipo: “los hombres y sus creaciones valen más que las de las mujeres”, “los mejores líderes son hombres”, “el poder es masculino y requiere que te impongas por la fuerza”, “necesitamos aprender cómo lideran los hombres para tener éxito”, “las mujeres se hacen daño entre ellas mismas”, “el éxito solo puede ser material”, entre otras ideas que han sido implantadas por una cultura sobre masculinizada en donde la violencia, el abuso, el irrespeto a la dignidad humana y también a la naturaleza es la moneda imperante.
Las mujeres precisamos equilibrar los aspectos masculino y femenino en nosotras. Para hacerlo no hay más camino que elevar lo femenino al lugar que le corresponde y volver a nuestro centro para conectar con la esencia que, para cada mujer, será una fórmula diferente y única.
Aspiro a que mi autoridad interior solo se fortalezca con el tiempo. Me ha tomado, prácticamente la vida entera entenderlo y poder, de una vez por todas, dirigir mi vida.
Escribir a mano para conocerme
A través del hábito de la escritura diaria establecí 12 acuerdos íntimos y personales que me ayudan a conectar conmigo cada vez que me distraigo o me pierdo, y cada vez que cedo a esas programaciones mentales dañinas y persistentes.
Esos 12 acuerdos están divididos en 2 áreas. La primera se refiere exclusivamente a la relación conmigo misma, y la segunda a mi relación con los demás.
En mi relación íntima y personal estos acuerdos señalan que:
- La lealtad es primero hacia mi. Sin posibilidad de negociación.
- Las primeras horas de la mañana son para cultivar la relación conmigo misma.
- Mis pensamientos y mis emociones son mi responsabilidad. Nadie más tiene ningún poder sobre ellos.
- Busco permanentemente mi verdad y esta se expresa en mi cuerpo.
- Reconozco que mi voz tiene poder porque viene de un conocimiento profundo de mi misma.
- Acepto que sentirse víctima es un paso necesario hacia la sanidad, mental, emocional y espiritual, pero no es un estado en el que quiera permanecer mucho tiempo porque no es generativo ni efectivo.
- Cultivo mente de principiante que me facilita el entendimiento y una curiosidad sana.
Y en las relaciones interpersonales y con mi entorno estos dicen:
- Establezco límites y digo “no” o “si” claramente.
- Expreso mi verdad de forma asertiva, aunque eso signifique sentirme incómoda e incomodar a los demás.
- Evito activamente participar en grupos o con individuos con los que siento que mi esencia no es valorada ni respetada.
- No estoy aquí para cumplir las expectativas de los demás. Cada uno es libre de pensar y hacer lo que le convenga.
- Busco y recibo recomendaciones de quienes viven activamente “eso” que me aconsejan.
Al mismo tiempo que soltaba la necesidad de validación externa iba reconociéndome ampliamente. Al hacerlo, cultivé lo verdadero y profundo en mí y establecí una capacidad de enfoque que no había experimentado antes. Sin duda este es solo un camino. Para mi es la libertad de saber quién soy.
¿Cuáles son los acuerdos que tienes contigo misma?