La relevancia de las emociones
Nadina Rivas
mayo 26, 2020

La relevancia de las emociones

Las emociones y su manejo no son un tema común ni cotidiano. Mas bien lo usual es ver de forma extraña a quien se atreve a expresarlas abiertamente, y pareciera que lo “correcto” es ocultarlas como si sentir fuera antinatural y se pudiera eliminar.

Dejar de sentir no es una opción. Porque las emociones son señales en respuesta a nuestros pensamientos o circunstancias externas y están íntimamente vinculadas con nuestra esencia

En términos generales, me atrevería a decir que la mayoría somos analfabetas emocionales, que buscamos consistentemente ocultar lo que sentimos porque hemos aprendido que es vergonzoso mostrarnos frente a situaciones difíciles, como la perdida de un ser querido, una enfermedad, una injusticia, el abuso verbal o físico, el acoso escolar, nuestros propios pensamientos y creencias, entre otros, que nos producen, como resultado, emociones complejas.

Gestión saludable de las emociones

Control es la palabra favorita en esas situaciones. Porque “controlarnos” es comúnmente aceptado como una fortaleza. Se espera que los pequeños se dominen a sí mismos cuando están aburridos o frustrados, o que una empleada que ha sido humillada o maltratada por un jefe permanezca callada, o que frente al abuso de autoridad de un padre de familia, un policía o un político no se muestre enojo.

Sin embargo, el coronavirus ha traído consigo cambios y retos, y uno de los más importantes es una saludable gestión de las emociones frente al miedo y a la incertidumbre de esta situación desconocida.

Pero, ¿qué son las emociones? ¿Qué significa “manejarlas” adecuadamente? ¿Por qué de repente resultan tan importantes para la vida de las personas?

Dejar de sentir no es una opción. Porque las emociones son señales en respuesta a nuestros pensamientos o circunstancias externas y están íntimamente vinculadas con nuestra esencia. Solo sintiéndolas podemos entender qué necesitamos, qué nos agrada o desagrada, qué valoramos y dónde necesitamos protegernos estableciendo límites.

Las emociones son fundamentales para el desarrollo adecuado de una persona. Pretender que una persona no sienta es como pedirle que no respire.

El propósito de las emociones

La red de Inteligencia Emocional “6seconds”, que utiliza el modelo de las emociones del científico Robert Plutchik, destaca que ellas se manifiestan a través de nuestros cuerpos para alcanzar un propósito. Por ejemplo, explica que el enojo surge de un problema y su propósito es que una persona se mueva para luchar o para presionar un cambio en esa situación; el miedo se manifiesta frente a una amenaza y su motivación es proteger; y la alegría muestra una oportunidad e indica que es necesario hacer más de eso que la causa.

Marc Brackett, director del Instituto de Inteligencia Emocional de la Universidad de Yale, señala en su libro “Permission to feel” (Permiso para sentir) que reconocer las emociones sin juzgarlas es relevante para comunicarnos, para saber qué valoramos y qué nos causa daño, también, para sentir empatía propia y hacia otros, y para regular los comportamientos asociados a las mismas.

Brackett enfatiza que las emociones nos permiten experimentar la vida, porque “cuando no tenemos palabras para expresar nuestros sentimientos, no solo carecemos de capacidad descriptiva. Nos hace falta dominio para crear nuestras propias vidas”.

Claridad emocional

En este momento desafiante necesitamos reconectar con la esencia que nos hace humanos y que se expresa a través de lo que sentimos. Para hacerlo, Brackett señala que se vuelve fundamental reconocer, entender, nombrar y regular las emociones a través de dos aspectos que facilitan este proceso, que son el confort y la energía que generan las emociones.

Cuando nos volvemos conscientes de la comodidad o incomodidad y de la alta o baja energía que una emoción provoca, se alcanza claridad sobre el espacio emocional en el que nos encontramos. Y cuando sentimos y nombramos la emoción es que podemos identificar la causa que la genera, y desde ese entendimiento es posible tomar mejores decisiones para regular y ajustar los comportamientos que surgen de ella.

Este artículo se publicó originalmente en la Revista Séptimo Sentido de La Prensa Gráfica y puede leerse aquí.
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