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Un nuevo paradigma para la comunicación
Nadina Rivas
enero 27, 2018

El respeto y el reconocimiento son necesidades humanas y cuándo se entregan honestamente tienen el poder de volverse recíprocas, reforzando un círculo virtuoso en cualquier relación.

El antiguo paradigma de la comunicación proponía que todo podía resolverse con una comunicación que atendía, con preponderancia, componentes externos. Estos “maquillaban” o “empaquetaban” conceptos, ideas y soluciones, que no consideraban los problemas de fondo.

El viejo paradigma ignoraba al elemento humano. Estimaba que únicamente era requerido aleccionar acerca de las fórmulas y modelos de comportamiento de la “cultura” que se buscaba implementar. El objetivo era que todos encajaran y se uniformaran con esa forma “ideal” de actuar y pensar. Este modelo evitaba, a toda costa, que las personas expresaran su individualidad, y dificultaban la expresión del potencial personal y de los equipos en su conjunto.

En cualquier organización o emprendimiento, una comunicación efectiva se enfoca en el desarrollo de las habilidades individuales de comunicación y de liderazgo de los miembros de un equipo

Afortunadamente, llegamos a una época en la que se respetan y valoran las diferencias. Finalmente, se ha comprendido que es en el pensamiento diverso, en la expresión particular donde converge la riqueza del ser humano, y, a partir de esas diferencias, cada sujeto vive más realizado, y es más efectivo consigo mismo y con su entorno.

Desarrollo individual

Por ello el nuevo paradigma ha comprendido que, en cualquier organización o emprendimiento, una comunicación efectiva está más allá de la imagen corporativa; y se enfoca en el desarrollo de las habilidades individuales de comunicación y de liderazgo de los miembros de un equipo.

Este paradigma le otorga a la persona el poder de la comunicación a partir de la expresión de su singularidad. Se reconoce, ahora, que cada miembro del equipo trae a la mesa soluciones únicas y creativas que permiten responder a los permanentes desafíos del mundo actual; además, el conjunto se enriquece con un mayor rango de posibilidades de solución.

El poder de la comunicación está en el individuo y se refuerza a partir de la expresión de su singularidad

Seguramente este modelo requiere más tiempo para mostrar su efectividad, pero el nivel de compromiso que cada uno adquiere y demuestra es, definitivamente, mucho mayor por una razón sencilla: una persona que se siente respetada y tomada en cuenta, responde de formas constructivas y positivas a su entorno. La fórmula es simple: 1+1=2. El respeto y el reconocimiento son necesidades humanas y cuándo se entregan honestamente tienen el poder de volverse recíprocas, reforzando un círculo virtuoso en cualquier relación.

 

 

 

 

 

 

 

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