El mundo de hoy es uno lleno de infinitas posibilidades. A veces contar con tantas opciones puede ser abrumador. Y por eso es importante detenerse para reflexionar y ENTENDER el tipo de vida, personal y profesional, que deseamos para nosotras.
La autora del libro: “Autoliderazgo femenino: cómo la filosofía estoica puede ayudarte a reinventarte e impactar en los demás”, Nora Rodríguez, señala que “el liderazgo auténtico es la suma de muchos estilos de liderazgo.” y que las mujeres lo tenemos sabido de sobra que “el esfuerzo por encajar en los estereotipos o conductas aprendidas nos lleva a acumular demasiado estrés.”
Estoy convencida, al igual que Nora Rodríguez, que nuestros estilos personales de liderazgo deben provenir de una conexión profunda con nosotras mismas, y de una comunicación que nos transforme desde dentro; que nos facilite equilibrar las demandas del exterior con nuestros sueños y proyectos. Para que desde ese espacio interno establezcamos conexiones auténticas con nuestra relaciones más importantes.
¿Cómo procesamos la vida?
Las personas poseemos 3 centros principales para procesar nuestra realidad interna y externa. Entenderlos facilita gestionar y dirigir nuestras vidas y nuestras relaciones.
Nuestro corazón, es un campo electromagnético que percibe a 1 metro de distancia al entorno; además, facilita la regulación social con las personas con las que compartimos nuestros espacios.
El cerebro, es el responsable del lenguaje hablado que nos permite darle sentido a lo que nos sucede; también facilita crear, cuando nombramos nuestra realidad.
Y finalmente, el estómago, que mantiene una conexión vital con el cerebro para ayudarnos a responder a los desafíos y a las enfermedades.
Vivir solo en el cerebro, que es el órgano al que le hemos dado predominancia sobre nuestras vidas, simplemente no es inteligente, porque el cerebro hace muy bien lo que sabe hacer: pensar. Pero en esa infinita capacidad de crear escenarios, nos mete (cuando no gestionamos lo que pensamos) en historias nada provechosas, ni productivas, provocando conflictos innecesarios entre las personas con las que convivimos y más allá.
Por eso es necesario volvernos conscientes de esas otras partes que también nos ayudan a experimentar la vida. El corazón, por ejemplo, nos ayuda a percibir con un lenguaje sútil, no verbal, pero sí en una comunicación que se siente y se experimenta en el cuerpo. El corazón nos acompaña a tomar decisiones intuitivas.
Nuestras decisiones vitales deberían estar basadas en procesos de reflexión, en los que involucremos la sabiduría que nos habita. El cerebro, nombrando, el corazón, sintiendo, el estómago, mostrándonos nuestros impulsos vitales; y la intuición, como una forma de inteligencia sutil que toma en cuenta el todo y ofrece mensajes suaves, lentos, pero seguros y estables.
Toda esa capacidad de acceder a diversos tipos de comunicación, solo podemos conseguirlo deteniéndonos, tomando el tiempo necesario para revisar los datos y también para sentir la experiencia o incluso visualizarla.
Somos seres evolucionados y complejos, y por eso es vital conocernos a fondo, dirigirnos, autoliderarnos, cultivar la autoconciencia para utilizar efectivamente la sabiduría que nos habita.
Lidera tu vida
Es tiempo de romper con el viejo esquema de liderazgo de “comando y control”, en donde unos pocos ejercen el poder sobre los demás, y que nos ha dejado agotados persiguiendo sueños de otros y sufriendo abuso de parte de quienes “lideran” solo para su beneficio; porque se ha considerado al resto de personas como elementos que aportan al logro de objetivos, y no como seres que sienten y tienen necesidades.
Reconozcamos que tenemos la capacidad de cambiar y de ejercer el “poder-con-los-demás”, para crear oportunidades de desarrollo colectivo; así como para aprovechar la infinita capacidad de creatividad que poseemos los humanos cuando somos vistos, apreciados y cuando nos desarrollamos en ambientes de respeto y confianza.
Quiero compartirte un breve resumen de 5 de los 18 los estilos de liderazgo que la autora Nora Rodríguez nos comparte en su libro: “Autoliderazgo Femenino”, e invitarte a que te tomes un tiempo para leerlos y releerlos y para que “sientas” e incorpores en tu vida y en tus proyectos las características que más resuenan contigo.
Utiliza el poder de tus procesos mentales, escucha a tu corazón y siente el impulso de tu estómago; para que vivas de forma integrada y efectiva.
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Liderazgo transformacional.
La autora señala que transformar y colaborar tiene en cuenta la importancia de los cambios, del poder distribuido y del trabajo colaborativo, simplemente porque nadie puede transformarse en solitario. Transformar implica a los demás, despertar la inteligencia social, la ayuda mutua, la generosidad y los propósitos. Para transformar es necesaria la fuerza colectiva, la unión de experiencias diversas y el conocimiento.
Los componentes fundamentales del liderazgo transformador incluyen atributos como la sensibilidad, serenidad, sinceridad, sencillez, seriedad, visión, confianza, motivación y la capacidad de una líder para comunicar su visión.
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Ecoliderazgo o liderazgo para la integridad ambiental.
Nora señala que es el conjunto de habilidades y talentos destinados a proteger el hábitat de la humanidad. Es “cuidar la casa grande” e incorporar la ética ecológica. Es lograr la plenitud basada en el respeto por la naturaleza, que se reconozca la primacía de considerar que los derechos humanos y el bien humano, incluso el derecho a la vida, tienen que empezar por proteger el hábitat de la humanidad. El liderazgo ecológico entiende a la vida de la siguiente manera:
- El sentido de responsabilidad con la naturaleza.
- Respetar y preservar los ciclos y los elementos de la naturaleza.
- Desarrollar una visión sistémica para la comprensión de los seres vivos y su hábitat.
- Entender el desarrollo humano desde una visión basada en el cuidado de todos los seres vivos.
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Liderazgo Social.
Promueve proyectos que sirvan para resolver problemas de grupos, sean en comunidades o en países. Posee una gran capacidad para observar cuáles aspectos necesitan transformación. También tiene impacto en el fortalecimiento de equipos de alto nivel para impulsarlos a colaborar y movilizarse hacia un objetivo común. Este estilo de liderazgo destaca por tener:
- Conciencia de los propios estados internos y un alto nivel de intuición.
- Autocontrol emocional, adaptabilidad y orientación al logro.
- Mirada positiva, y empatía emocional y cognitiva.
- Capacidad de influencia, gestión de conflictos, estrategias de comunicación.
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Liderazgo Resiliente.
Tiene para sí la capacidad de afrontar la adversidad saliendo fortalecida, alcanzando un estado de excelencia profesional y personal. Pero también el que puede despertar en los demás, forjando comportamientos positivos colectivos. Algunas características de una líder resiliente son:
- Autoconciencia emocional.
- Colocarse en el lugar donde se están produciendo los cambios en la organización para observar el entorno.
- Orientación al logro.
- Saber leer ambientes e identificar roles influyentes y posibles redes de trabajo dinámicas.
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Liderazgo Innovador.
¿Qué está ocurriendo en mi entorno? es la primera pregunta que se hace una líder de este tipo para enfocar los procesos de innovación. La autora nos señala que todo está inventado por lo que es fundamental abrirse a la creatividad y el conocimiento para absorber aún más y aprovecharlo para resolver las necesidades de la organización. Según Emma Seppälä, de la universidad de Stanford, “la creatividad es el atributo número uno buscado entre los más de 1,500 CEO encuestados por IBM en 33 industrias y 60 países.” Nora también concluye que una líder innovadora necesita “gestionar estrategias y métodos propios de la ciencia y del arte” para crear y buscar soluciones activamente.
Nora Rodríguez nos presenta 18 estilos de liderazgo en su libro: “Autoliderazgo femenino: cómo la filosofía estoica puede ayudarte a reinventarte e impactar en los demás”. Los 5 presentados en este post son parte de su propuesta. Puedes adquirir el libro en Kindle aquí.